viernes, abril 06, 2007

Una historia del club (III)

Hostias, ¿despierto a esta hora?

Cuando te he dejado esta mañana abrazado a Lubos cantando a voz en grito la canción tradicional eslovaca "Amietska megustova elpipirivipipiski" no daba un duro por ti.

6 de abril

Capitulo 3

A los 15 minutos ya había llegado Kortxopan con claras marcas de carmín rojo en el cuello de la camisa (camisa hecha a media por supuesto al igual que toda su ropa por el diseñador Martin Margiela, el Belga del que nadie conoce su cara, aunque kortxo cena repetidas veces con el), mostrando la importancia que tenia para el la reunión.

Al poco rato llegó Halfgan (que manía tiene siempre de vestir de Armani, ya le hemos dicho varias veces que esta obsoleto) que superaba con creces su limitado gusto en el vestir con su elegancia natural. Por mucho que fuera usuario habitual de caramelos de menta no podía disimular su romance con Mr. Chivas.
Pero el Dr. no llegaba. Era extraño, el nunca solía retrasarse mucho, y menos en una llamada código rojo (así es como llamábamos a las reuniones nocturnas) pero decidimos no preocuparnos, quizás el mensaje le tardó un poco en llegar. Nos acomodamos en el salón de la primera planta para tener un poco mas de intimidad y al mismo tiempo escuchar el coche del Dr. Flagg (siempre le gustó llamar la atención y los coches biturbo). Pasó el tiempo y entre charlas de que buena se había puesto la secretaria de Kortxo y de qué acompaña mejor a un carpaccio de buey, el parmesano con o sin salsa tártara sonó el teléfono de nuevo.

Half lo cogió, refunfuñó algo en eslovaco (lengua que habla a la perfección al igual que otras siete) y los demás comprendimos que hablaba con Lubos , el somalier encargado de la bodega del Club.
Al colgar nos miró extrañados y nos dijo. ¡Que extraño, Lubos dice que faltan unas botellas de la bodega, pero lo mas raro es que son simples Chateau La Gaffeliere de Saint Emilion del 97”. Nos quedamos un poco extrañados, quien con un mínimo de paladar robaría semejante vino por muy francés que fuera. (todos sabemos que los vinos franceses están excesivamente sobrevalorados, tanto en precio como en calidad)

Casi al instante sonó de nuevo el teléfono y en esta ocasión fue Kortxo el que lo descolgó. Al instante nos empezamos a preocupar. Kortx (así le llamamos los amigos y alguna que otra amante mas afortunada que las habituales) palideció y sin dejar de mirar al vacío como si hubiera visto un fantasma dejó caer el teléfono al suelo al tiempo que se sentó un poco aturdido y repitiendo. ¡Creo que empieza otra vez!.

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