sábado, enero 26, 2008

Al día

Vuelve, vuelve a mi.

26 de Enero

Las clases ya terminaron, ahora es cuando viene lo bueno. Del 1 al 16 irán 6, a ver cuántas nos llevamos.

Época convulsa la que nos ha tocado vivir, la épica no nos ha abandonado y a ella acudiremos una y otra vez si hiciera falta.

La otra tarde-noche descubrí la existencia de la obra opus 58 para martillo y teléfono con ruido de oficina, pajarito en celo y maullidos varios. La verdad que la radio presente a veces cosas increibles.

Dentro de la vorágine de trabajo en la que estamos inmersa pronto intentaremos presentar la programación definitiva del Aula de Cine para el segundo cuatrimestre. Vamos a marchas forzadas para que todo esté listo a tiempo.

Esto es casi una bajada de pantalones (OJO a pesar de todo Sabina es insustituible)

La plaza de la soledá (Nacho Vegas)

Al llegar al puerto subes por el barrio pescador.
Dejas a tu izquierda aguas sucias bajo el sol.
Y sobre tu cabeza chillan, dando vueltas, gaviotas que te guiarán.
Sólo avanza un poco más, y quizás me oigas cantar:

¿Quién me habrá robado el sol,
que hoy no siento su calor
y las ropas que cubrían mi piel
han tornado desnudez?

Si es que escuchas esto,
habrás llegado a la plaza de La Soledá.

Verás a un anciano que te hará alguna indicación.
No le hagas caso, ello supondría un grave error.
Y sobre tu cabeza siguen dando vueltas gaviotas que te guiarán.
Atraviesa el callejón. ¿Es que no oyes mi voz?

¿Quién me habrá robado el sol,
que hoy no siento su calor
y las ropas que cubrían mi piel
han tornado desnudez?

Cuando escuches esto,
habrás llegado a la plaza de La Soledá.

Pero, ¿quién me habrá robado el sol,
que hoy no siento su calor
y las ropas que cubrían mi piel
han tornado desnudez?

Cuando escuches esto,
habrás llegado a la plaza de La Soledá,
la plaza de la Soledá,
la plaza de la Soledá.


lunes, enero 07, 2008

El pez con mejores caderas

Sabe doctor, la sabiduría llega a una hora infernal... ciando la juventud se ha ido, la tormenta se ha alejado y las chicas se han marchado a sus casas.

7 de enero

Se acabaron las vacaciones. El año hacía tiempo que se había acabado, algunas cosas no volvieron a renacer con el año nuevo y otras aparecieron como un rayo de luz en la noche sombría. De lo que nos espera podríamos estar hablando horas, de lo que se fue ya hablaremos. Poco a poco, degustando la miseria y la esperanza como solíamos, viviendo al filo de la navaja, corriendo por los barrancos, trepando las altas montañas, nadando en las profundidades, a pleno pulmón, recordando lo que merece la pena de la vida.



(Original)

Era el pez con mejores caderas
del mar de la moda,
se dejaba achuchar por cualquiera
(incluyéndome a mí),
sus palabras decían de memoria
lo que dicen todas,
sus pupilas contaban historias
para no dormir.

Yo era el último mono, un innoble
mirón solitario,
en las bodas algún pasodoble,
de suelto... ni hablar.
El perfume tabú de Chanel
y el cubata de Larios
no acostumbran buscarse un motel
cuando cierran el bar.

Porque siempre hubo clases y yo
soy el hombre invisible
que una noche soñó un imposible
parecido al amor.

Porque el mundo es injusto, chaval,
pero si me provocan
yo también sé jugarme la boca,
yo también sé besar.

Compartimos la misma toalla,
distintos sudores,
todavía quedan islas con playas
color azafrán.
Fui su medio limón, su chéri,
su peor latin lover,
su lección de español, su desliz,
su comme ci, su comme ça.

Pero un día retiraron las mesas
y... hasta otro verano.
Las mejores promesas son esas
que no hay que cumplir
y... "viajeros al tren, que nos va-
mos", me dijo un milano,
"flaco, pórtate bien, au revoir,
buena suerte en París".

Porque siempre hubo clases y yo
no doy bien de marido.
Otra vez a perder un partido,
sin tocar el balón.

Porque el mundo es injusto, chaval,
pero si me provocan
yo también sé jugarme la boca,
qué te voy a conta