viernes, mayo 04, 2007

Oda a la identificación

"Sabemos que no el desocupado jardinero Adán,
sino el Diablo -esa pifiadora culebra, ese inventor de la equivocación y de la aventura, ese carezo del azar, ese eclipse de ángel- fue el que bautizó las cosas del mundo. Sabemos que el lenguaje es como la luna y tiene su hemisferio de sombra."

4 de mayo

Madruga el peligro en traje azul, manías mañaneras y saludo entre bostezos. Ávida y trabajadora, reservada a la par que perseguidora del propio derecho, opinadora sin medida, pone en sitio como pocos y resulta como ninguno.

En el otro lado de la mano, ladrón de almas de vieja escuela, artista consagrado preparado para nuevos éxitos, adaptado a las circunstancias, amigo de la cerveza y de la labor contínua, contrapuesta a las ansias de descanso. Tan reservado como la compañía, ofrece divertidas noches de diversión comedida.

Siempre tarde y auténtico peligro ambulánte, precisa de ayuda para dirigir los pasos. Dura de mollera y fiel creyente de lo entendido. Acompáñate del stress que yo no puedo más, por favor, que alguien organice algo que necesito juerga.

Desaparecido en la comodidad de una silla manchada por viejos amoríos manuales, toca un riff de oidas siempre con la espada sobre la cabeza, prisas que acaban con noches enteras de insomnio, proyectos abandonados por la época que realmente se le podría dedicar, diversión asegurada, desfase contínuos, pragmático como pocos, seta andante provista de raciocinio.

Alado plumífero, amante del descanso perpetuo, la cama y la juerga diversa, tan raudo en ello como ante una falda y la delegación del oficio. Achiminwuá comiquero, estilo arabesco odiador profundo de oídos lejanos.

Plumífero blanco de ambiguo sexo, radical en lo suyo y en lo de los demás, tan poco dado a la labor como otros plumíferos, y más amigo aún si cabe del origen del viejo arte samurai. Cerrado en banda ante la opinión ajena corre por la derecha sin centrar al segundo palo.

Víbora aprovechada con medio metro de asquerosa falsedad, absorbe neuras y sangre a infelices predescritos. Pastilla para la tos en la mestruación bucal, exiliada de las cavernas dónde se despiojaban intentando crecer.

Comedor de arroz blanco, enemigo del espaguetti, pobre infeliz esperanzado que ve máscaras. Tiro media altura fondón, sangre vieja putrefacta en los mismos ciclos. Todavía falta un dos más uno final. Consejo, métele la tita cuando tosa.

Nuevo en los menesteres con traje rojo, llega a su hora, trabaja en solitario y comparte una sincera melancolía. Amigo inteligente en emoción que toma buenas opciones frente a las malas cábalas del resto. Pierde, sin embargo, el culo por cualquier dúo de tetas, pues más, presentan una aberración.

Cuántos quedaron por el camino, cuántos quedan y cuántos llegan, pasan por la piedra buscando el fruto. Qué poco me gusta la hipocresía (de algunos), que poco me gustan las máscaras.

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