lunes, septiembre 10, 2007

Cine

Fui al matadero y me vine con pata negra.

10 de Septiembre

Con el despunte del sol, las pobres hordas recordaban como, varias noches atrás, Ait-thamid blandiendo su cimitarra desafió a nuestro todopoderoso líder haciéndose eco del rumor que las palabras vikingas habían grabado en lo hondo del viejo acantilado. Su amenaza no tardó en recibir apoyos de los elfos del norte, con sus saetas, directas al corazón, atravesando almas perdidas en la noche de los tiempos a sus treinta y diez (treinta y nueve dicen que aparenta).

Así Susik, como si blandiera el martillo de Thor, pero con los instrumentos de Asgard, despertó al líder, que escuchó con atención la composición musical con sus disonancias creadas por los jóvenes rebeldes. El todopoderoso veía como los malvados pensamientos comenzaban a crear confusión entre los más cercanos y se extendía peligrosamente la semilla del odio. Esperó y escuchó hasta que pareció que alrededor del trono había estallado una furiosa tormenta, como de aguas oscuras que batallaban entre sí con una cólera infinita que nunca sería apaciguada. Entonces el líder se puso en pie y sonriendo, alzó su mano izquierda y la música, de nuevo, volvió a sonar con la más hermosa de las armonías.

Aún así, el líder, mostró su benevolencia permitiendo a Ait-thamid, a Susik, y al recién unido a la causa Lhuiks enseñar al resto de los mortales en el vacío, su catastrófico error. Les dio oportunidad de avergonzarse y sentir el pánico del escarnio público, pues nadie puede crear un tema que no tenga en él su fuente más profunda y que aquél que lo intente probará que es sólo su instrumento para la creación de cosas aún más maravillosas que no han imaginado.

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