Amor de senoidales

Siempre tuvo la entrada muy alta la banana muy larga y la salida muy corta

9 de abril

Ella le pidió que la llevara ante el gran condesador,
él puso a su nombre todas las crestas de la señal,
lo convolucionaron en un segundo,
como dos descosidos.
Todas las señales, eran pocas a sus ojos,
ella quiso transformadas
y él no supo que filtrar
y al final, tensión de rizado,
a la salida del circuito
y con tanto ruido no escucharon la señal,
mucho mucho ruido, tanto tanto ruido, tanto ruido y al final, por fin el fin.

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Lo nuestro duró,
lo que duran dos bjt
en un mal conductor.
En vez de conducir
o darme una cresta de senos
le dio por fundir.
De pronto me vi,
como un friki de nadie ladrando
a las puertas de felix,
me dejó la banana quemada, el cable en la boca
y estaño en el pelo.

Tenían razón,
mis circuitos
en eso de que, antes,
el malo era yo,
con una excepción:
esta vez yo quería
que funcionara
y él no.
Así que se fundió me dejó
el osciloscopio en los huesos
y yo de rodillas,
desde la fuente
y haciendo un esfuerzo
me bajó las palancas
una por entrada

Y regresé,
a la maldición del cajón
sin cucaracha
a la perdición del polímetro analógico
a la cenicienta de saldo y esquina
y por esas despachos
del Fino Laína
vagando las cuentas
de gente sin alma
que pierden la calma
con la faseína
derrochando la alimentación y la corriente
lo fui poco a poco
dando por perdido.

Y eso que yo
para no agobiar con dudas Chano
para no asediarlo con mis tonterías
de resistencias malas y frias
Para no ser el fantoche que
le pregunta al gordoche
tanto lo quería, que tardé en
aprender a arreglarlo
19 días y 500 noches.